Forma parte de la gastronomía mallorquina y es una atracción turística obligatoria para visitantes, pues sabe a esencia del Mediterráneo. Recientemente hemos sabido que los mallorquines comen pa amb oli (pamboli, para muchos) al menos una vez a la semana, según un estudio realizado por el Institut de Qualitat Alimentaria (IQUA) en colaboración con El Corte Inglés y Oli de Mallorca.
Tras analizar los hábitos de consumo de este plato tan sencillo como popular, se desprende que el 76% de los residentes insulares lo incluye en su dieta semanal, y es que siempre es un buen momento para degustar un buen pan con tomate y aceite. No obstante, si bien puede consumirse para desayunar, merendar o comer, es una de las cenas más habituales en los hogares de la isla.
Sus orígenes nos remontan a nuestro reciente pasado agrícola, cuando se comía lo que daba la tierra y el pan payés era el alimento más idóneo por su larga durabilidad, ya que es una variedad autóctona pensada para ello. De hecho, la base y el éxito del pa amb oli radican en un buen pan payés tostado, jugosos tomates de ramallet y aceite de oliva virgen extra de calidad. El resto, a gusto del consumidor.
¿El orden de los factores altera el producto?
En cuanto a su preparación, la versión más extendida es la que restriega el tomate primero y después esparce el aceite, para finalizar con una pizca de sal repartida sobre el pan. Por supuesto, hay quienes echan el aceite sobre el pan en primer lugar, otros prefieren torrar la rebanada, cortar el tomate en rodajas o dados…
Existe, además, una variante popular que incluye un diente de ajo. Al restregarlo sobre el pan, éste aporta al pa amb oli un sabor más fuerte e intenso, característico de este aderezo tan típico de nuestra cocina como recomendado por sus propiedades nutritivas y medicinales.
¿Hay un truco final? Pues sí, preparar dos rebanadas al unísono para luego restregarlas entre sí y que todos los ingredientes se entremezclen y sean absorbidos por el pan.
¿Qué pan utilizamos?
El pa amb oli, por excelencia, consiste en utilizar el tradicional pan moreno mallorquín, aunque en muchas zonas de la isla se prefiere el pan blanco pagés. Pero, como para gustos, colores: se puede preparar sobre pan de barra, de molde, de pueblo, llonguets, pan casero…
Si no se dispone de tomates de ramallet (propios de Mallorca), estos se pueden sustituir por tomate pera o similar.
En cuanto al resto de ingredientes, la versión más clásica es la de jamón serrano y queso mahonés, aunque existen variantes como consumidores: sobrasada, camaiot y todo tipo de embutidos, así como de quesos (mejor si son curados). Otras más complejas incluyen lomo con cebolla y queso fundido… Un manjar que se adapta a cualquier paladar y que combina con todo lo que uno desee hacerlo combinar.
Aceitunas mallorquinas, encurtidos e hinojo marino y pimientos o guindillas suelen ser el acompañante perfecto, así como un buen alioli casero (crema de ajo y aceite para untar sobre el pan) y una copa de vino blanco también autóctono.
¿Se os ha abierto el apetito? Por supuesto, en el Mercat de l’Olivar de Palma encontraréis todos los productos necesarios para preparar el mejor pan con aceite, destacando las variedades locales, de temporada y bien frescas.
Y a vuestro pa amb oli, ¿qué no puede faltarle? ¿Contáis con algún ingrediente secreto?