Entrevista a Joan Aguiló, artista creador del mural en el Mercat de l’Olivar en homenaje al sector primario

Siendo un gran placer contar con un mural tan extraordinario y con tanto sentimiento en el Mercat de l’Olivar, compartimos con vosotros la entrevista realizada a Joan Aguiló, artista creador del mural.

¿Qué nombre le pusiste al mural? ¿Qué significado tiene?
‘Les mans que ens sustenten’

Es un homenaje al sector primario. Nos centramos en las manos para que fueran ellas las protagonistas, sin centrarnos en una cara concreta para evitar personificar el trabajo si no a un colectivo. Las manos, hacen referencia a toda una labor que es la que al final alimenta tanto al mercado como a la ciudad.
Al mismo tiempo son un elemento común a todo el sector que da vida al Mercat de l’Olivar.

¿Qué ideas previas tenías en mente antes de centrar el mural en las manos?
Desde el principio tuvimos claro que tenía que ser un homenaje al sector primario. La primera idea fue el realizar un trabajo de investigación con payeses que fueran queridos en algún pueblo de Mallorca o que hubieran trabajado durante mucho tiempo en el mercado. Conocer su historia de primera mano y hacer un retrato suyo en el que se pudiera ver la historia pero suponía personalizar demasiado lo que en realidad es el trabajo de mucha gente.

Seguidamente pensamos en cómo despersonalizar esa idea sin perder la esencia y centrarnos en el trabajo que realizan. El formato tan alargado era complicado para encajar la idea y ver cómo se muestra el trabajo, por lo que finalmente decidimos centrarnos en tres elementos claros del sector, partiendo de las manos que los tratan y elaboran.

¿Cómo realizas ese trabajo previo?
Inicialmente cojo ejemplos de lo que quiero representar. En este caso eran manos curtidas que representen la experiencia del trabajo, lo duro que es. Así que primero es ver qué quiero contar con el mural y cómo.

Habitualmente el boceto lo realizo en digital, unas líneas muy gruesas para tener la guía. Una vez tengo claro hacia dónde quiero llevar el mural y resueltas las dificultades pictóricas con las que me puedo encontrar, empiezo a trabajar sobre el muro. Y sobre él siempre aparecen nuevos retos que me encanta resolver al momento, son las cuestiones propias que te hacen ver la vida del mural.

¿Qué técnicas utilizaste?
La técnica aplicada es la que utiliza pintura plástica y la paciencia, con la particularidad que casi un tercio del mural es sobre cristal a partir de un vinilo. Esta cuestión, fue uno de los retos a superar, ya que, al no poder pintar directamente sobre el cristal, primero lo pinté sobre tela, después lo escaneé y lo imprimí en vinilo para poder pegarlo y después cuadrar sobre él los colores del mural integrándolo en el resto.

He utilizado colores vivos. Además de los ‘tierra’, he jugado con los azules, los verdes, cierto color amarillo por las redes, dándole un toque vivo.

¿Cuánto tiempo ha llevado la elaboración?
Dos semanas de trabajo aunque se ha alargado por la dificultad de cómo llegar a todos los espacios y rincones ya que hemos tenido que utilizar una grúa y dos andamios, uno para cada extremo lateral del mural para molestar lo menos posible a los puestos de trabajo.

Primero empezamos por la parte central y después hicimos los otros lados.

¿Qué te ha aportado este mural a diferencia de los demás murales que has hecho?
Lo primero, al recibir la llamada, me hizo muchísima ilusión. Yo soy de palma y para mi el Mercat de l’Olivar es un icono de la ciudad, un lugar de referencia, y que pensaran en mi para hacer este trabajo me enorgulleció.

Un aspecto que al mismo tiempo añadió ilusión al encargo fue el recordar mi niñez en el campo. Mis abuelos por parte de madre han sido payeses toda la vida y recordé que de pequeño acompañaba a mi abuelo cuando éste recogía las patatas y me lo tomaba como un juego. Me encantaba, siendo consciente al mismo tiempo del trabajo y sacrificio que conlleva. Por ese especial motivo ha sido más emotivo pintar el mural.

Técnicamente cada mural tiene su aquél. Te ayuda a crecer en según qué aspectos. Por ejemplo, en este caso, cuadrar el color de los vinilos a la pintura plástica ha sido un reto, ya que la pintura sobre bases distintas como pueden ser el plástico, la pared o el hierro, reacciona diferente. Ha sido muy entretenido.

¿Cómo ha sido acudir cada día al mercado como uno más?
Ha sido una experiencia muy bonita. Primero la gente era más tímida pero después todos hemos ido cogiendo confianza.

Una cuestión que me ha encantado ha sido que al estar el mural situado frente a la rampa de subida y bajada al primer piso, había mucha gente que al subir no se daba cuenta que estaba allí y cuando volvían se sorprendían de verme y me hablaban animándome a seguir. Llegábamos a establecer una conversación en movimiento.
Ha sido divertido, muy diferente a la elaboración de los demás murales.

¿Crees que a la gente le ha gustado el mural?
He podido percibir que la gente está contenta y el hecho de poder contemplar el mural mientras bajan, durante esos 30 segundos, es muy bonito.

¿Cómo sientes las reacciones del público?
Yo tengo una manera figurativa de pintar y por las dimensiones intento ir al resultado final, es decir que lo que empiezo a pintar pueda mostrar cómo será el resultado final. Quiero que de primeras se vea cómo acabará. Cuando los murales representan personas, primero suelo pintar las caras porque si el público no lo entiende, puede crear dificultades.

A pesar de eso hay murales que hasta que no se acaban completamente no se perciben a la primera y el último día ‘salta’ todo el mural y la gente lo ve y su reacción es de gran sorpresa.

¿Te viene de familia la dedicación al arte?
Posiblemente. En mi familia, María Vich, la prima de mi abuela, era pintora y mi tío también, además de hacer esculturas. Mi madre fue profesora de plástica y por las mañanas de los sábados recuerdo que siempre le pedía hacer manualidades, así que siempre he tenido esa inquietud y siempre he sabido que quería estudiar Bellas Artes, una gran suerte el haberlo sabido desde el principio.

¿Cómo ha sido tu carrera artística?
Estudié Bachillerato artístico en la Escuela de Artes y Oficios de Baleares y al finalizarlo hice ilustración. Tuve la suerte de conocer a Carmen Crespí, profesora de dibujo y pintura cuyo nivel me impresionó desde el principio y de quien aprendí muchísimo. Fue la primera que me enseñó a encajar por ritmos y a demostrar la pasión por lo que sientes al dibujar. La pasión puede suplir a la técnica y a la teoría. Fue una época en la que disfruté muchísimo.

Al acceder a la facultad de Bellas Artes seguí disfrutando y pude centrarme en lo que realmente me gustaba.

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